Las cataratas del Iguazú, ubicadas en la frontera entre Brasil y Argentina, son uno de los espectáculos naturales más impresionantes del planeta. Del lado brasileño, se accede a través del Parque Nacional do Iguaçu, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, donde la selva subtropical enmarca un paisaje de aguas rugientes y biodiversidad extraordinaria.
El conjunto está formado por más de 270 saltos de agua que se extienden a lo largo de casi tres kilómetros del río Iguazú. Desde Brasil, la panorámica es sencillamente inigualable: pasarelas y miradores permiten contemplar la magnitud de las cascadas en todo su esplendor. El punto más impactante es la Garganta del Diablo, un abismo semicircular donde el estruendo del agua y la bruma crean una experiencia inolvidable.
Además de su belleza escénica, el entorno es un refugio para especies emblemáticas como tucanes, coatíes y mariposas de colores intensos. El parque ofrece también actividades de ecoturismo y paseos en bote que acercan al visitante a la fuerza de las caídas.
Visitar las cataratas del Iguazú en Brasil es una experiencia que combina naturaleza, aventura y contemplación. Un destino imprescindible que conecta al viajero con la grandeza del planeta y la magia del agua en movimiento.